Cada barrio, pueblo o ciudad tiene reservado en el calendario un día para celebrar su fiesta local. En esa fecha señalada, los habitantes aplauden un hecho histórico y significativo que les une como comunidad. En la mayoría de los casos se trata de conmemorar el nacimiento de alguno de sus patrones, aunque los hay también que festejan acontecimientos como la fundación de la urbe o la derrota de un pueblo vecino en la época medieval.
Aunque el motivo sea distinto en cada fiesta local, en todas hay un elemento en común: la música. Una buena banda sonora como hilo conductor diferencia un increíble evento de uno desastroso, y eso bien lo saben los Ayuntamientos.
Muchos son los que recurren a cantantes y grupos musicales originales o de versiones para animar la celebración, aunque la tipología más demandada son las bandas tributo. O lo que es lo mismo: un conjunto musical que interpreta los temas de un cantante o grupo famoso, emulando incluso gestos y vestimenta. No se trata de un imitador sino de un artista que canaliza a través de su ser la esencia de aquellos a quienes admira.
La presencia de una banda tributo genera en el público la ilusión de estar frente al cantante o grupo al que por cuestiones ajenas jamás pudieron ver actuar. ¿A quién no le gustaría haber coincidido en el tiempo con Freddie Mercury y haber podido disfrutar en directo de un concierto de Queen?
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